Su próxima incomparecencia será sancionada con la retirada de la competición
Los jugadores de la Gimnástica Segoviana cumplieron con la convocatoria de huelga realizada el pasado lunes, y no se presentaron a jugar su encuentro de la trigésimo quinta jornada de Liga que les debía enfrentar al Aguilar en el campo de La Albuera, haciendo caso omiso de la imposición de servicios mínimos que realizó la Junta Gestora ante la huelga que plantearon sus futbolistas a principios de semana.
A las cuatro y media de la tarde, los jugadores de la primera plantilla azulgrana llegaron el campo de La Albuera, convocados por el entrenador, junto a varios de los futbolistas del conjunto juvenil, que con cara de circunstancias salieron del vestuario momentos antes de que los jugadores tuvieran una última reunión, en la que se ratificaron en su postura de hacer huelga reivindicando el pago de los siete meses de salarios que les debe el club, pero instando a tres de sus compañeros, Raúl, Manu y Alexander, a que no secundaran la huelga debido a su especial situación, ya que cobran menos de 600 euros del club, y podían tener problemas en caso de que se negaran a jugar.
Mientras todo esto sucedía, Ignacio Tapia esperaba en el túnel de vestuarios, Paco Maroto y Toño Llorente lo hacían en el campo charlando con el entrenador del Aguilar, Luis Sierra, y los jugadores del Aguilar comenzaban a calentar sobre el césped de La Albuera.
Pasadas las cinco de la tarde, los futbolistas de la Segoviana abandonaban el estadio conscientes de que “nos hemos puesto en huelga, como llevamos comunicando desde hace muchos días, y sabemos que esta situación pone al club en una situación límite. Pero nosotros también lo estamos”. Así lo señalaba el capitán del equipo, Ramsés Gil, que no se mostró seguro de que la huelga acabe con los problemas de la plantilla, “pero no nos queda otra salida”.
Y mientras los jugadores se iban, algunos aficionados, los que no fallan haga frío o calor, iban llegando a las gradas de La Albuera para ver en una parte del campo el calentamiento del Aguilar, que se fue convirtiendo en un entrenamiento en toda regla, mientras que la otra mitad del terreno de juego se quedaba vacía. Ochenta y un años después de su fundación, la Gimnástica Segoviana no comparecía a jugar un partido por la huelga de sus futbolistas.
En la grada había opiniones para todos los gustos, y a pie de campo todos tenían algo que decir. Desde el concejal de Deportes, que literalmente dio un ultimátum a la Segoviana, “si no arregla estos problemas en un plazo de cinco días rescindiremos el convenio que teníamos firmado con el club”, hasta Ignacio Tapia, que no se movió ni un milímetro del discurso que lleva meses proclamando a todo el que le quiere escuchar, aunque entre tanto discurso ya sabido también deslizó algunas “perlas”, como que quiere marcharse del club, pero que si no lo hace es porque no hay nadie que se haga cargo de la entidad, que esta semana le llamará Marcelino Maté, algo lógico puesto que una segunda incomparecencia del equipo sembraría todo un cataclismo en el grupo castellano-leonés de la Tercera, y que esta semana puede ser la última de vida del club. Como para no echarse a temblar por cualquiera de las tres.
Los hombres de fútbol tenían una cara bien distinta a la que mostraban los dirigentes. Paco Maroto no dudaba en afirmar que “éste es el día que más vergüenza he pasado en toda mi vida deportiva”, mientras que Luis Sierra afirmaba “entender” la posición de la Segoviana, entre otras cosas porque como jugador vivió esta situación en sus propias carnes.
Mientras el presidente “en funciones” de la Gestora hablaba con los medios, algunos aficionados recordaban gestiones de presidentes pasados, y criticaban la situación a la que el club había llegado.
Veinte minutos después de las seis de la tarde, hora establecida para el inicio del encuentro, el colegiado burgalés Javier Pérez Martín cerró el acta arbitral señalando la incomparecencia en el partido de la Gimnástica Segoviana, que será sancionada por el Comité de Competición con la derrota en el partido por 0-3 y la pérdida de tres puntos. Poco a poco la gente se fue marchando, hasta que al final sólo quedó un campo vacío y huérfano de fútbol.
Si el equipo mantiene la huelga, y no juega la próxima jornada de Liga, en la que volvería a jugar en casa, en esta ocasión ante el Real Ávila, será expulsado de la competición.
Fuente: www.eladelantado.com